El pasado 8 de septiembre, el Ministro de Producción, Yván Quispe, anunció un paquete de medidas focalizadas para fomentar la formalización de las Mypes. Esta estrategia, que pasaría por un servicio de asesorías a nivel nacional bajo el Programa Nacional Tu Empresa, de la mano con las autoridades regionales y locales, buscaría formalizar a más del 60% de las Mypes en los próximos 5 años.

Si bien estas medidas ayudarían, existen aún varios problemas más grandes e importantes que el apoyo financiero. El menos abordado desde el Estado es, sin dudas, nuestro sistema tributario. Sus características: inflexible, poco amigable, y nada progresivo. Es decir, un obstáculo para la formalidad. Si a ello se le suma el ecosistema político, económico y regulatorio, el empresario y emprendedor peruanos enfrentan retos sumamente costosos en su día a día.

Esto en un contexto en el que las 2.3 millones de Mipymes a 2019 empleaban a casi el 59% de la Población Económicamente Activa (PEA) , y equivalen al 99.6% del total de empresas formales de la economía peruana. Poco más del 96% son microempresas, y emplean a unos 8 millones de peruanos, cuatro veces más que las pequeñas y medianas empresas juntas.

Para apoyarlas, se crearon desde 2017 cuatro regímenes tributarios distintos, orientados a facilitar las actividades de los distintos contribuyentes, según el tipo de actividad económica y el nivel de ingresos, distribuyéndose de la siguiente manera:

Fuente: Estadísticas MIPYME. PRODUCE (2019). Elaboración: Asociación de Contribuyentes del Perú. * Sumatoria de microempresa, pequeña empresa y mediana empresa.

Esta radiografía del ecosistema empresarial peruano nos revela varios datos interesantes. Casi el 100% de las empresas medianas y grandes están en el régimen general, lo cual implica que destinan el 29.5% de sus ingresos netos al pago del impuesto a la renta. Además, el 50% de las mypes está acogido al régimen RUS, que les permite pagar entre S/ 20 y S/ 50 según su nivel de ingresos. La preferencia es clara sobre el régimen especial y el régimen mype, cuyos inscritos incrementan a medida que las empresas crecen.

Los datos también reflejan que existiría una dinámica de “embudo” en el desarrollo de las empresas a medida que evolucionan. Mientras que las microempresas suman casi 2.3 millones, las pequeñas alcanzan el 3% de estas, y las medianas, apenas el 1%. En otras palabras, no solo la gran mayoría de las empresas peruanas son microempresas, sino que muy pocas cruzan la barrera y se convierten en pequeñas o medianas.

La pregunta entonces es obvia ¿por qué tan pocas empresas consiguen crecer y seguir desarrollándose?

Cada régimen tributario tiene características particulares y requisitos para trabajar dentro de cada uno de ellos. De esta manera, el Estado otorga determinadas facilidades de pago de impuestos, especialmente para los dos primeros regímenes (RUS y Especial). Sin embargo, un problema salta a la vista.

Entre régimen y régimen no existe un camino claro ni un acompañamiento, lo cual se hace evidente cuando se observan las tasas: no es siquiera comparable pagar 20 o 50 soles al mes, incluso 1.5% o 10% de las rentas obtenidas, a pagar 29.5% del total de ingresos. Precisamente, es este salto de casi 20 puntos porcentuales el que forma un cuello de botella en las empresas que operan en el país y aleja a los contribuyentes de seguir avanzando.

Así, esta transición de empresas medianas a grandes puede resultar muy compleja y hasta agresiva. Lo mismo pasa con las micro y pequeñas empresas que buscan convertirse en empresas medianas. El sistema no les permite asimilar poco a poco costos y cargas más grandes, lo cual es vital para la subsistencia y desarrollo de cualquier negocio.

Este tema también fue estudiado por Macroconsult en el 2019 y por el Centro de Investigación de la Universidad del Pacífico (CIUP) en el 2021. Las dos instituciones coinciden en que es necesario y urgente cambiar las normas que incentivan la atomización empresarial y la informalidad. La propuesta también es unánime: eliminar los regímenes tributarios especiales y caminar a un único régimen tributario general que sea progresivo y permita la contratación formal, facilitando la asimilación de los costos laborales.

Para la abogada tributarista y directora de la Asociación de Contribuyentes del Perú, Martha Bringas, “la falta de políticas tributarias coherentes por parte del gobierno, lejos de impulsar la reactivación económica y apostar por la inversión privada, mantiene el mismo diseño de siempre. Los regímenes condenan a los emprendedores a no crecer o los arrojan a la informalidad, precisamente por el alto costo de mantenerse en el sistema, que carece de progresividad entre regímenes. Mientras tanto, obliga a los contribuyentes formales a cargar con todo el peso del gasto público. Es un sistema tributario injusto por donde se le mire.”

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