Por: Lucero Martínez Monteverde (*)

En el contexto de la “Segunda Reforma Agraria” el ministro de Desarrollo Agrario y Riego, Víctor Maita, asegura que la prioridad del gobierno es garantizar la seguridad hídrica a los agricultores. En ese sentido, informó que el Ministerio de Desarrollo Agrario y Riego (MIDAGRI) asignará S/ 305 millones para la ejecución de proyectos de riego a nivel nacional y obras de siembra y cosecha de agua en zonas alto andinas[1].

El riego es un elemento fundamental para la producción agrícola, las exportaciones, la seguridad alimentaria y el empleo. Apenas el 37.8% de la superficie agrícola en nuestro país está equipada con infraestructura de riego[2]. Siendo la Sierra y la Selva las regiones con menor infraestructura. Sin embargo, la promesa de resolver dicho problema con asignación de recursos está lejos de ser cierta.

Tabla N°1. Principales motivos que afectan el nivel de infraestructura de riego en el Perú

Como se puede observar en la Tabla N°1, entre los principales motivos para este bajo nivel de infraestructura de riego se encuentra la atomización de pequeños proyectos, proyectos destinados a las regiones de acuerdo a disponibilidad de recursos y no estudios de pre-inversión, exceso de pequeños proyectos de infraestructura sin culminar y una falta de programas/proyectos de apoyo y capacitación a la agricultura regada. A esto se le suma, los problemas de ineficacia en la ejecución y la calidad de las inversiones.

Ejecución de proyectos de riego

Según la consulta amigable del Ministerio de Economía y Finanzas (MEF), al cierre de setiembre, disponemos de un presupuesto de S/3,185 millones para proyectos de riego. Este presupuesto se ha reducido en 52% respecto al presupuesto aprobado a inicios de este año (S/6,698 millones). Es decir, el sector cuenta con S/3,513 millones menos para proyectos de inversión destinados al aprovechamiento de los recursos hídricos para el sector agrario.

Pese a la reducción del presupuesto, el sector no muestra avances significativos en la ejecución, tal es así que al cierre de septiembre ha ejecutado apenas S/1,212 millones alcanzando un nivel de avance de 38% de los recursos. A un trimestre de culminar el año, el sector tiene más de la mitad del presupuesto sin utilizar.

Si los proyectos mantienen este ritmo de ejecución a cierre de año, apenas ejecutarían 60% del presupuesto, devolviendo más de S/1,000 millones al Tesoro público, similar a lo ocurrido en periodos anteriores[3] y perdiendo nuevamente la oportunidad de llevar agua a los pequeños y medianos productores agrícolas.

Gran parte de la responsabilidad de este nivel de ejecución lo tienen los Gobiernos Regionales (GR) y Locales (GL), quienes son en la actualidad los mayores inversionistas públicos en el sector del riego, con el 41% y el 37% de la inversión respectivamente y el 22% por parte del Gobierno Nacional [Ver Tabla N°2].

Tabla N°2. Nivel de ejecución de proyectos de riego, por nivel de riego (Ene-set 202)

El MIDAGRI tiene dificultades para asumir su rol de ente rector en materia de riego. Las actividades de la Dirección General de Infraestructura Hidráulica en cuanto a la definición de políticas públicas, estrategias y planificación han sido muy limitadas, y existen dificultades para lograr que los GR y GL se adapten a las políticas nacionales en materia de riego, especialmente en lo que se refiere a la inversión.

Además del nivel de ejecución, los proyectos ejecutados por municipios provinciales y distritales, y algunos a nivel regional, parecen carecer de calidad, pertinencia y sostenibilidad[4]. Adicionalmente, en todos los niveles de gobierno, se nota una falta de programas/proyectos integrales de apoyo a la agricultura regada. La mayor parte de los programas/proyectos tienen un fuerte sesgo hacia la infraestructura y no prestan suficiente atención al apoyo técnico y capacitación.

Según recomendaciones del Banco Mundial[5] el sector podría:

  1. Desarrollar un sistema de información para mejorar la coordinación entre el Gobierno Nacional con los gobiernos descentralizados y adoptar enfoques más integrales en la gestión de los recursos hídricos y el riego.
  2. Prestar más atención a la capacitación de las organizaciones de usuarios y a los gobiernos descentralizados para implementar políticas e inversiones más equilibradas.
  3. Fomentar la inversión privada en el riego por parte de los regantes y las organizaciones a través de su capacitación e incentivos, así como una mejor estructuración de las concesiones a empresas privadas.
  4. Potenciar y reconceptualizar el alcance de las funciones del MIDAGRI para que pueda asumir su rol de ente rector en riego.

(*) Economista, Analista de investigación económica de Asociación de Contribuyentes del Perú


[1] Gob.pe, “Gobierno destinará S/ 305 millones para proyectos de riego y siembra y cosecha de agua”.

[2] CENAGRO (2012)

[3] Entre 2006-2010, la inversión pública en riego se caracterizaba por un bajo nivel de ejecución presupuestal, particularmente a nivel local (alrededor del 60%) (Prialé, 2012). Entre los principales motivos, (i) el proceso de descentralización hacia GR y GL que todavía estaba fortaleciendo sus capacidades; (ii) el crecimiento fuerte del presupuesto de inversión que en algunos casos sobrepasó la capacidad de absorción de las entidades ejecutoras; (iii) a la pequeña envergadura de una gran parte de los proyectos de inversión, lo que aumenta los costos y tiempos de transacciones.

[4] Según análisis del Banco Mundial las razones principales son: (i) deficiencias en el análisis técnico en la concepción de los proyectos; (ii) la falta de acompañamiento (supervisión; asistencia técnica y capacitación) en el proceso de implementación y funcionamiento del sistema de riego; (iii) falta de participación y contribución de los beneficiarios.

[5] Banco Mundial, El Futuro del Riego en el Perú – Desafíos y Recomendaciones.

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